¿Prohibirá la UE el etiquetado «hamburguesa vegetal»?
La Unión Europea votará la semana que viene, entre los días 19 y 22 de octubre, la pertinencia de llamar a la hamburguesa vegetal como tal. Aduciendo una preocupación por la confusión del consumidor, al que consideran incapaz de diferenciar entre productos de origen animal y vegetal, lo que realmente pretenden es hacer pasar por puritanismo lingüístico lo que constituye un guiño y empujoncito al lobby ganadero. Y, también, y esto es lo positivo, un «pongámonos manos a la obra» que vegan@s empiezan a ser much@s.
LA LECHE FUE PRIMERO
La incomodidad de la UE ante expresiones como «hamburguesa vegetal», «salchicha vegetal» o «carne vegetal», tan comunes en nuestro día a día, era algo que se veía venir y que estaba tardando demasiado en llegar, en vista de los precedentes. El Reglamento CE 1308/2013 (17 de diciembre de 2013) ya prohibía la expresión «leche vegetal», que debería ser sustituida por otras alternativas inofensivas para el lobby ganadero. Y «bebida vegetal» triunfó. Esto es exactamente lo que dice el punto 1 de la 3era parte del documento:
«Se entenderá por «leche» exclusivamente la secreción mamaria normal obtenida a partir de uno o más ordeños, sin ningún tipo de adición ni extracción. No obstante, podrá utilizarse el término «leche»: a) para la leche sometida a cualquier tratamiento que no entrañe ninguna modificación de su composición o para la leche cuyo contenido de materia grasa se haya normalizado con arreglo a lo dispuesto en la parte IV; b) conjuntamente con uno o varios términos para designar el tipo, la clase cualitativa, el origen o la utilización a que se destina la leche, o para describir el tratamiento físico al que se la haya sometido […]»
La formulación es tremendamente ingeniosa y no deja cabo suelto. Con las excepciones a la prohibición se guardaban las espaldas para poder seguir llamando «leche» a aquella semi/desnatada (aunque claramente se le quita algo, extracción prohibida en primera instancia) o aquella leche hecha apta para intolerantes a la lactosa. Esta infringiría otro requisito, y es el de la adición: vendida, en un truco de márketing, como «leche sin lactosa», esta es en realidad «leche con lactasa».
Ahora bien, llamar «leches» a las bebidas vegetales, ¿es o no un invento vegano?
LAS LECHES VEGETALES EN LA HISTORIA
Itziar Bartolome Aranburuzabala y Antxon Monforte, quienes han creado ChufaMix, han llevado a cabo una investigación histórica sobre el origen de la denominación de estas bebidas como «leche» en su libro Tus leches vegetales. Y han descubierto que se remonta, al menos, hasta el siglo IV d.C. en la Antigua Roma, donde han podido comprobar que se hacía clara referencia a la bebida vegetal de nueces como lacte nucis (‘leche de nueces’). Los ejemplos no se limitan al latín, sino que encontramos las mismas expresiones en árabe, con el verbo istahlaba (de halîb, ‘leche’) que, aparte de significar ‘ordeñar’, también quiere decir ‘sacar la leche de las semillas’; en catalán medieval, con llet d’ametlles; en inglés y francés del siglo XVII, con almond milk y laict d’amandes; y en la Alemania del siglo XX, con vegetabile Milch. (Para más detalles, remitimos a la obra, especialmente las págs. 6-13).
La historia es siempre un buen antídoto contra la ignorancia, y este caso nos descubre algo importante: lo que es nuevo no es la denominación «leches vegetales», sino que lo es la reacción a su uso.
¿QUÉ OPINA LA RAE?
En julio de este año, la RAE se posicionaba en un debate de nomenclatura, que siempre levanta alguna que otra voz discrepante pero que, en las redes sociales, como siempre, encuentra un medio donde proliferar y viralizarse. A la Academia no le temblaba el pulso:
#RAEconsultas En las preparaciones culinarias, el ingrediente novedoso puede hasta sustituir al tradicional, pero se conserva el nombre para vincular el producto a la prepración tradicional (tallarines de calabacín, queso vegano, hamburgesa vegetal…).— RAE (@RAEinforma) July 21, 2020
Una intuye que si el debate fuera realmente lingüístico, este no existiría. Y que si la preocupación verdadera fuera proporcionar a los y las consumidoras información transparente, el etiquetado de los productos de origen animal incluiría: a) el daño físico y psicológico infligido innecesariamente a millones de vidas; b) la huella medioambiental de su producción; c) las nefastas consecuencias para la salud humana. Curiosamente, el consumidor más engañado y manipulado por el etiquetado es aquel que compra productos de origen animal.
¿CUÁLES SON LAS PROPUESTAS?
Se otea en el horizonte «discos vegetales» o «cilindros vegetales» para las hamburguesas y «tubos vegetales» para las salchichas. Una linda oda a la geometría. Pero que no cunda la desesperanza si gana la economía a la ética, porque no tendrán a qué atenerse para robarnos «jamburguesas» y «chalchichas».
Y además, no podrá ser retroactivo por lo que siempre tendremos en la memoria grandes títulos como estos 🙂